Thierry Noesen, después de haber comprado una fábrica hace seis años, llevó a la realidad su sueño de elaborar el que es considerado el primer chocolate ecológico verde.
En la localidad de Ghisleghien, a 80 kilómetros de Bruselas, se sitúa la primera fábrica de chocolates ecológicos, propiedad de Thierry Noesen y certificado por la Unión Europea.
Dentro de los sabores que se pueden probar, sobresale el de pistacho, el que proviene de cultivos orgánicos de Sicilia y de lo que debe su color verde.
Pero su propietario no sólo se refiere al que los chocolates sean ecológicos y amigables al medio ambiente, sino que también señala que los fabricantes deben responder a buenas prácticas y comercio justo, por lo que apuesta además del comercio justo, a los productos orgánicos y ecológicos, juntando así, los tres conceptos que según él abundan en el mercado, pero por separados.
Con respecto a la fábrica, cuenta con 384 unidades fotovoltaicas instaladas desarrollando un sistema de calefacción y refrigeración propias, el que abastece en un 75% la energía necesaria para el funcionamiento de esta.
Dentro de las instalaciones, para el control de plagas utilizan sistemas mecánicos, debido a que se prohíbe el uso de químicos y pesticidas.