Es sabido que tener una mascota en la familia mejora la calidad de vida. Lo más importante es preocuparnos también de que el animalito que hemos elegido para que viva con nosotros viva en buenas condiciones. Ya sea que integremos un grupo familiar o vivamos solos, una mascota nos ayuda a desarrollar nuestro lado emocional, y son numerosos los estudios que demuestran el poder sanador de nuestras mascotas.
Un niño que tiene mascotas desarrolla actitudes de cuidado hacia los demás, además del desarrollo del lenguaje no verbal. Tener una mascota ayuda a tener temas en común en la familia, ya que sin dudas el animalito se volverá un tema de conversación, y se decidirá en común las estrategias para su cuidado.
Una investigación publicada por el Journal of the American Medical Association contempló el seguimiento de 474 bebés en Detroit(Estados Unidos) hasta los siete años. Esto permitió concluir que los niños que conviven con perros o gatos tienen un 50% menos de probabilidades de padecer de alergias. El motivo es que estos niños desarrollan un sistema inmunológico más fuerte.
Con respecto a los adultos, tener mascotas ayuda a diluir las tensiones de la vida moderna y se vincula directamente con la salud cardiaca. Según un estudio de la Public Health Reports, el 99% de las personas que sufren ataques al corazón y tienen perros, después de un año del evento siguen con vida. Solamente un 70% de quienes no tienen mascotas continúan con vida a un año del infarto.
Otra investigación realizada por los doctores Erika Friedmann y Aaron Katcher, de la Universidad de Pensilvania, estableció que acariciar o contemplar a un animal durante unos minutos al día disminuye la presión arterial y el ritmo cardiaco.
Con respecto a los adultos mayores, registran un 21% de visitas al médico aquellos que tienen mascotas.
