La inspiración de este diseño viene desde la fotosíntesis, proceso en el cual la energía es aprovechada eficientemente.
La luz del Sol es la fuente más abundante de energía limpia a nuestra disposición, aún tenemos que aprender a capturar, transferir y almacenar la energía solar de manera eficiente. Un estudio liderado por el profesor de Quimirca Greg Scholes de la Universidad de Toronto, publicado en Nature Chemistry, diseñó sistemas de recolección de luz solar a partir de lecciones de la naturaleza.
Este sistema de recolección de luz permite dirigir el flujo de energía de forma más sofisticada y a larga distancia, creando una matriz energética microscópica para regular la conversión de energía solar.
“La producción de combustible solar a menudo comienza con la absorción de la energía de la luz mediante un conjunto de moléculas”, explica Scholes, al tiempo que puntualiza que la energía se almacena en forma de electrones vibrantes y luego se transfiere a un reactor adecuado.
A juicio de los expertos, un desafío clave es que la energía de la luz solar capturada sólo se almacena durante una mil millonésima parte de segundo; esto deja poco tiempo para dirigir la energía hasta la maquinaria molecular que produce combustible o electricidad.
“Esta es la razón por la que la fotosíntesis natural es muy inspiradora”, afirma Scholes, “más de 10.000 billones de fotones de luz llegan a una hoja a cada segundo. De ellos, casi todos los fotones de color rojo son capturados por los pigmentos de clorofila que alimentan el crecimiento de la planta.
El funcionamiento de estos recursos naturales de recolección de luz llevó a Scholes y a sus colaboradores a diseñar un circuito molecular 10 veces más pequeño que los delgados cables de los procesadores eléctricos.
Estos circuitos de energía podrían controlar, regular, dirigir y amplificar la energía solar en bruto capturada por los pigmentos artificiales, impidiendo la pérdida de la valiosa energía antes de que sea utilizada.