Durante la última década, investigadores han desarrollado confiables instrumentos para analizar los sonidos que emiten y captan los animales marinos y peces.
Entre los usos que se les está dando, está el monitoreo de las ballenas francas del Atlántico Norte, especie que está en peligro de extinción y que frecuentemente fallecen debido a choques producidos con los grandes barcos comerciales que navegan en esas aguas.
“Las herramientas para captar y estudiar información acústica han cambiado de forma revolucionaria en estos diez años y han aumentado notoriamente nuestra capacidad de utilizar estos datos de forma útil”, explicó Sofie Van Parijs, bioacústica del Centro de Ciencias Marinas del Noreste ubicado en Massachusetts, EEUU.
Esto ha ayudado a monitorear el movimiento de las ballenas francas, perfeccionando rutas comerciales para disminuir el número de choques por la costa norteamericana.
Van Parijs se orienta a dos tipos de sensores acústicos: uno en tiempo real y el otro para recolectar información.
Los primeros se ubican en boyas fijas o se llevan en la parte inferior de los navíos, mientras que el segundo tipo tiene como fin grabar los sonidos de los cetáceos, montándolos en hidrófonos submarinos o incluso en el mismo animal.
La investigadora explicó que las ballenas tienen distintos tipos de emisiones acústicas que varían de acuerdo al tiempo y la situación, por lo que es necesario dominar qué herramienta ocupar en cada ocasión y para qué especie.
A pesar de tener orientación hacia delfines y ballenas, Van Parijs dijo que esta tecnología podría adaptarse para sirénidos, focas y leones marinos e incluso peces, permitiendo un mejor entendimiento y manejo de los movimientos de las especies acuáticas.