Gracias a la fotosíntesis, las plantas, algas y algunas bacterias capturan y aprovechan la energía de la luz para crecer y desarrollarse.
Es precisamente este milenario principio el que inspiró al diseñador Mike Thompson para crear la lámpara Latro, un genial invento que aprovecha la energía de las algas alojadas en una cámara de vidrio.
El sistema es bastante simple: las algas sólo requieren de luz solar, dióxido de carbono y luz solar para alimentarse. Así producen energía para la lámpara Latro. Es preciso, entonces, llevar la lámpara al exterior, respirar a través de su mango y empieza la producción de energía que luego será utilizada durante la noche.