La naturaleza nos ayuda a sanarnos y mantenernos en armonía. Saber apreciarla contemplarla y escucharla tiene efectos más poderosos de lo que imaginamos. Científicos y veterinarios, junto a investigaciones como la realizada por Elizabeth Von Muggenthaler, concuerdan en que los ronroneos de los gatos y otros animales tienen un gran potencial sanador.
Se ha comprobado que frecuencias sónicas alrededor de 50 hertz estimulan la sanación de los huesos. Una frecuencia que va desde 20 a140 hertz, como las que corresponden a los gatos, ayudan a que los huesos crezcan y sanar heridas.
Al observar que los gatos ronroneaban cuando estaban contentos o heridos, los científicos comenzaron a analizar el sonido asociado a estas dos situaciones. Es normal emitir sonidos en estados felices, pero un organismo herido o enfermo reduce su actividad a lo que es realmente necesario. Entonces comenzaron a estudiar este sonido creado por el diafragma y la laringe, estableciendo que acelera los procesos de sanación y es un tranquilizante natural.