Nadie puede negar que el “Solitario George”, la famosa tortuga gigante de las Islas Galápagos en Ecuador, tuvo paciencia con la especie humana: no sólo dejó que miles de turistas disfrutaran de su mirada calma y amable, sino también aguardó al menos cuatro décadas a la posibilidad de reproducirse y así evitar que la Chelonoidis abringdoni desapareciera de la faz del planeta.
Pero intentos varios fueron infructuosos: el “Solitario George” concluyó su ciclo de vida sin poder prolongar su especie.
“El guardaparque al cuidado de las tortugas encontró el cuerpo de ‘Solitario George’, que estaba inmóvil”, comentó el director del Parque Nacional Galápagos, Edwin Naula, junto con explicar que habría muerto de una insuficiencia cardiaca.
El “Solitario George” fue encontrado en la Isla Pinta en 1972, cuando se pensaba que esta especie de tortuga estaba extinta. Pese a que durante 40 años convivió con dos tortugas hembras de la especie volcán Wolf, nunca lograron fecundar un huevo.