Este año el Día Mundial del Reciclaje, que se celebra cada 17 de mayo, se vive en un contexto especial. La pandemia declarada a nivel global ha afectado sus procesos en diversos países, principalmente por el cierre de plantas, negocios y oficinas, y también por las dificultades que enfrentan los recicladores de base para realizar su labor.
Como lo destaca WWF Chile, el país recibe esta celebración con luces y desafíos. Por un lado, podemos celebrar que el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad aprobó recientemente las metas para el reciclaje de envases y embalajes, en el marco de la Ley de Fomento al Reciclaje y Responsabilidad Extendida al Productor (REP). Sin embargo, la meta final se aplaza en tres años. “Somos el primer país de Latinoamérica que cuenta con una ley de este tipo, lo cual es muy valorable, al igual que el establecimiento de metas de reciclaje, sin embargo, el mayor plazo para alcanzarlas, ampliado de 2030 a probablemente 2034, deja a Chile desfasado respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la implementación de la Agenda 2030. Creemos que esta brecha debe ser ajustada para estar nuevamente en la trayectoria adecuada”, señala Susan Díaz, directora de Comunicaciones de WWF Chile y coordinadora de su campaña REDUCE+.
“Se ha argumentado, además, que las personas necesitan más tiempo para asumir una cultura de reciclaje, pero las mediciones que se han realizado muestran que existe un alto interés y consciencia sobre este tema. Por ejemplo, la encuesta del Ministerio del Medio Ambiente mostraba ya en 2018 que el 50% de la población chilena recicla al menos semanalmente. Asimismo, la prohibición de las bolsas plásticas ha sido bien asimilada por la gente en su vida cotidiana, lo que es una muestra de sensibilidad y compromiso con estos temas en el país”, destacó la representante de WWF Chile.
Reciclaje en tiempos del COVID-19
Respecto a la actual emergencia sanitaria, Susan Díaz reconoce que impone una serie de desafíos para el reciclaje, principalmente por las dificultades que implican las restricciones al desplazamiento. Esto se traduce en dificultades para acceder a los puntos limpios, y también para que los recicladores recolecten materiales -que incluso podrían ser foco de contagio-, y también para los retiros domiciliarios que realizan algunas empresas.
“Vivimos momentos complejos, pero también tenemos la oportunidad de replantearnos la forma en que consumimos y el hecho de estar un mayor tiempo en casa nos permite tener una noción más clara de todo lo que desechamos a diario y de lo que podemos hacer para disminuir esto. Necesitamos una nueva cultura de consumo, que evite los plásticos de un solo uso, así como productos con exceso de embalaje y que no entreguen alternativas para la reutilización de sus envases”, puntualiza.