A veces pensamos que lo único que puede aplacar nuestra sed es una lata de bebida. Incluso, algunos no toman agua y cubren la cuota diaria con dos litros de gaseosa y el azúcar que lo acompaña. Los comerciales parece que ya han dejado su marca en el inconsciente. Es el momento de recordar lo rico que es un jugo de frutas, un mote con huesillo o la harina tostada con miel.
Es necesario saber de qué están hechas las bebidas promedio. Las gaseosas contienen agua, azúcar, cafeína, colorantes, dióxido de carbono, sodio, conservantes y ácidos. El agua, que representa el 90% de la gaseosa, suele ser destilada, por lo tanto, sin minerales.
El azúcar es uno de los ingredientes más peligrosos de las bebidas. Una lata de 350 ml contiene unos 30 gr de azúcar. Las enfermedades asociadas a un consumo alto de azúcar son la obesidad, cardiopatías, problemas dentales y osteoporosis.
Otros de sus ingredientes son el ácido fosfórico, reduce la presión del dióxido de carbono para permitir el embotellamiento. Su sabor amargo es equilibrado con una cantidad mayor de azúcar. Además, está asociado a la descalcificación. El ácido cítrico es erosivo para los dientes y actualmente se obtiene del maíz, y no de frutos cítricos.
Otro de los problemas de consumir bebidas gaseosas son los nutrientes que dejamos de lado por preferir la efervescencia, como vitaminas, minerales y fibra.