La implementación masiva de los compostajes domiciliarios generaría un ahorro significativo, sin embargo conlleva un compromiso entre la naturaleza y la conducta de la población involucrada en el sistema social.
Estos proyectos se han implementado de forma sostenida en escuelas y hogares, cambiando las conductas de éstos. Los ciudadanos aprenden que los residuos vegetales no son un desperdicio y que son un recurso que mejora naturalmente la calidad de la tierra.
Gracias a estos compostajes, las personas se sensibilizan frente a problemas ambientales tales como el daño provocado por la extracción indiscriminada de tierra de hojas, el manejo inadecuado de los residuos peligrosos, la contaminación que producen las quemas, generando conciencia, compromiso y participación ciudadanas.
Además, promueve el interés por cultivar la tierra, aprender a manejar huertos orgánicos, reemplazar fertilizantes químicos por un producto natural, etc. de forma sustentable.